Milenio Carvalho I

. miércoles, 21 de julio de 2010
0 comentarios

Después de terminar el período de oposiciones, no me queda más remedio que volver a situarme en el papel que me ha correspondido en esta película y repetir mi maldición: me cago en el misterio.

Comienzan así las vacaciones, entre la realidad y el deseo, a lo Cernuda, y nada mejor para acompañarlas que un buen libro: Milenio Carvalho recoge las dos partes de lo que ya será por siempre la última aventura de uno de nuestros detectives más particulares y atractivos, y promete, en las casi 250 páginas que llevo leídas, momentos literarios inolvidables. La vuelta al mundo en la que me veo inmerso junto a Pepe Carvalho y a Biscuter tiene algo de testamento pero también de descubrimiento. El conocimiento suele llegar a veces en forma de amistad, y estos dos viajeros vitalistas en el otoño de sus vidas ya son parte de mi imaginario desde que leí Tatuaje y las que vinieron después: serie que iré desgranando si la cuerda no se rompe, porque siempre es grato volver a encontrarse con los viejos amigos.

Empezaré este viaje veraniego con una primera parada en Grecia:


"En Micenas, Buscuter pronunció una frase memorable: '¡Qué duro es ser ruina!', y en la apenumbrada tumba de Agamenón estuvo a punto de pasar la mano por un rostro que creyó de estatua y resultó ser de turista alemán, hierático aunque bávaro."


Sí amigos, es duro ser ruina.

Suele decir Rubén Contreras que se echa de menos a Montalbán. Menos mal que nos quedan sus libros.

Fin de curso IV

. viernes, 2 de julio de 2010
1 comentarios

Y llegó el final de mi tercer curso consecutivo como profe de lengua durante una año escolar completo. Entré en esto para probar y muy pronto descubrí que se me daba bien y que me gustaba. Ahora que acaba de terminar un curso difícil, por lo variado de los grupos, me doy cuenta de que el aprendizaje al que te somete cada día de trabajo es de lo más estimulante; pero lo que hace más curioso y divertido el día a día es el contacto directo con los chavales que ocupan las aulas: sus preocupaciones, sus cabezas alborotadas, sus expectativas, sus agobios...
El parto de estos nueve meses de convivencia en el IES Infanta Elena de Galapagar está cargado de emociones, como siempre, y de unos resultados bastante buenos, tanto académicos como profesionales.
Los académicos supongo que vienen dados por el centro y por ese departamento tan bien coordinado (no es adulación vana) y tan currante: ya he dedicado alguna entrada a comentar las publicaciones de algunas compañeras. En referencia a esto último, me gustaría decir que Paloma, María y Sol, compañeras del curso anterior en el CEPA Tetuán, ya hablaban de lo bueno que sería que los docentes de las enseñanzas primaria y secundaria nos dedicásemos más a sistematizar nuestras reflexiones e investigaciones sobre nuestra labor para después publicar y compartir experiencias.
En cuanto a los buenos resultados profesionales, lo digo en sentido amplio, son el producto de la aplicación cada vez más sistemática de una metodología que me convence. No siempre es fácil darse cuenta de por dónde deben ir los tiros de la práctica diaria, pero con el tiempo se van afianzando esas poquitas cosas que ya están claras, gracias al descubrimiento de nuevos compañeros, de nuevos libros, de nuevas aplicaciones que inciden en lo que digo: unos métodos de enseñanza de la lengua que, a pesar de tener ya una larga tradición, todavía no están lo suficientemente extendidos ni sistematizados: los que toman como referente el enfoque comunicativo (perdonen el tecnicismo y la pedantería), es decir, los que estudian la lengua en uso. No es esta una cuestión baladí para un novato, todo lo contrario, es muy difícil concretar lo que digo en una entrada que trata de despedirse de los alumnos y profesores que han compartido tantas horas con este menda que habla (y bla, bla, bla). Pero no quiero pasar a otro punto sin decir que no siempre se entiende bien este enfoque por parte de los alumnos, y es lógico ya que resulta aparentemente caótico y les parece que no hacen nada hasta que les recuerdas todos los contenidos que se han visto en clase. Esto me ha obligado a ocupar algunas clases a explicar según el modo tradicional, con desigual fortuna. Pero esto es así desde hace una porrada de años: de esta forma aprendí yo la lengua y la literatura en el BUP y en el COU gracias a mi profe, Atilano Lucas, con el que me encontré hace unos meses y que es uno de mis principales referentes. Feliz jubilación, Atilano.

Y lo demás es para los alumnos, para todas y todos los que me han mantenido ocupado y despierto durante el año.
Un segundo de bachillerato al que he obligado a estudiar todo lo que he podido. He sido el tutor de muchos, de 42, pero al no tener una hora lectiva adecuada para la tutoría no me ha sido posible conocerlos bien a todos. No tengo foto, o sí (la orla), pero no tuve tiempo de pedirles permiso para publicarla aquí. Un curso muy duro, seguramente más de lo que es el primero de algunas carreras, pero les ha ido bastante bien. He tenido notas muy destacadas para lo que estaba acostumbrado y alguna que obliga a septiembre. Lo mejor ha sido poder compartir problemas, incertidumbres y alegrías como la de la graduación y la consiguiente cena. Después ha venido la selectividad y los nervios, pero ya pasó para la mayoría.
El 4º, C para más señas, ha resultado un curso difícil y divertido. Difícil porque están en una edad... Divertido porque era la primera vez que daba este nivel y porque esa edad a la que hago referencia lo es. A pesar de los enfados y de la cara de perro que he tenido que mostrar más de una vez, ha resultado una buena experiencia. Aquí va la foto que nos hicimos los cuatro gatos que fuimos a clase el penúltimo día, con las notas ya puestas; faltan muchos, ellos se lo pierden.


Los que están son los Alejandros, Fernando, Pablo, Daniel, Luis, Gabriela, Verónica y Lorena.

Los siguientes son los del PCPI II, o módulo voluntario, que así se llama. Este grupo tiene una peculiaridad: dejaron la ESO por diferentes motivos y han vuelto para intentar aprobarla. Ha sido muy estimulante darles clase: tienen niveles muy diferentes y algunos mucho interés. A eso se añade que hemos compartido las aulas de lunes a viernes, sin descanso, y que eran 13, número adecuado y propicio como para conocernos bastante bien. He podido comprobar la mejora de algunos de ellos, el esfuerzo de la mayoría y el abandono de pocos (mecachis). Unos seguirán con el bachillerato y podrán con él y otros se prepararán para una profesión.


Son Leidy, Ana, Sofía, Liseth, Sergio, Germán, Darwin, Laura, Neli, Víctor y Queren. Faltan dos: Fátima y Jaime.

Y por último los dos cursos de recuperación de lengua, 1º y 2º, que se han dedicado casi en exclusiva a sus blogs. Los más pequeños, los más liantes, los más guerreros... los más alegres. Estoy moderadamente satisfecho de los resultados. Son grupos difíciles por las caraterísticas de la asignatura: 2 horas a la semana e insistencia en algunos temas que ya tratan con su profe de lengua. En el departamento acordamos enfocarla a la realización y el trabajo con blogs, y así lo hemos hecho. Estoy muy contento con algunas niñas y niños que comenzaron con muchas dificultades y han terminando preocupándose de sus blogs más que ninguno. Muchos problemas y algunas mejoras con la ortografía y la expresión escrita. Buenos grupos para aprender otras cosas que no son las habituales en nuestra clase de lengua habitual, pero quizás las instituciones y los docentes deberíamos replantearnos estas horas. Tampoco tengo foto de estos grupos.

A todos ellos, compañeros y alumnos, muchas gracias, mucha suerte y buena vida.
Salud.

Etiquetas

Buscar