Disidente

. lunes, 30 de junio de 2008

Al contrario de lo que suele suceder con el converso, el disidente se aparta de toda doctrina y se convierte en un librepensador que, como tal, opina con argumentos que no benefician a los habituales doctrinarios de cualquier ideología y pasa a ser considerado un perro verde del pensamiento.

Esto es lo que le sucede a Juan Goytisolo, novelista y ensayista español rechazado primero por el franquismo y después por los grandes grupos “ideológicos” necesitados de intelectuales propagandistas y simplificadores de la realidad: la izquierda de libro no es aficionada a las críticas complejas venidas de esa gente que pronto se dio cuenta de lo que había en esta sociedad occidental y en la otra revolucionaria y dogmática. Leer y releer algunas de sus novelas se ha convertido en un ejercicio de saneamiento mental ineludible en momentos de confusión como el que vivimos. Muy criticado por su afición a la innovación literaria, no puedo dejar de recordar el comienzo de su “Reivindicación del conde don Julián” donde el antihéroe julianesco se refiere así a la España vislumbrada desde el otro lado del Estrecho: “tierra ingrata, entre todas espuria y mezquina, jamás volveré a ti con los ojos todavía cerrados, en la ubicuidad neblinosa del sueño, invisible por tanto y, no obstante, sutilmente insinuada […]”.

Afortunadamente, un periódico cercano al psoe como El País, pero todavía preocupado por la calidad de los reportajes y de las opiniones, le deja un espacio que él suele ocupar con la sabiduría del que se sabe fuera de los intereses dominantes y realmente preocupado por el mundo en el que vive, no como esos conversos innombrables que ahora llenan las ondas y los lanzamientos editoriales de los ultramontanos y carpetovetónicos derechistas españoles.

Ayer nos ofreció ESTE artículo sobre todo lo que nos viene preocupando últimamente. Lean y opinen.

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