El paria

. viernes, 1 de agosto de 2008

Barba negra, rostro enjuto y ropas de invierno en pleno verano.

Vive en un colchón aparcado en un portal de viviendas de protección oficial vacías. Junto a su casa tiene una maleta y un carro de supermercado cada vez más lleno.

Sólo abandona la cama para estirar las piernas en la plaza contigua.

No se relaciona con nadie, pero de vez en cuando se le ve reír y uno piensa que no tiene motivos cuando, con las legañas puestas y un café, se cruza con él camino de un día más.

A la vuelta sigue allí. Lee varios periódicos mientras observa con el rabillo del ojo a sus vecinos de otras castas.

No pide dinero ni comida.

Es un paria, un intocable que algún día perderá su lugar en el mundo: la puerta de un edificio vacío, su hogar desde hace muchos meses.

Ambos vivimos en la calle del amparo, Madrid, a 1 de agosto de 2008.

1 comentarios:

Pablo Elorduy dijo...

Y serán más y más, para muchos será el único modo de verse medianamente libres, y es una pena (aunque sólo sea por el calor que pasan en verano)

Saludos.

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