Y aquí terminan las vacaciones de verano. Algún viaje, diversas observaciones que iré desgranando en el futuro próximo y comidas varias entre las que ha predominado el pescado.
¿Volveré a cometer los mismos errores como apuntaba en el título? Uno ya va siendo mayor para cambiar en lo esencial, así que me limitaré a aprender todo lo que pueda de este curso que está a punto de empezar y en el que todavía no sé qué haré (interino dixit).
Madrid brilla. Muchos de mis paisanos despotrican de esta acogedora gran ciudad, supongo que no conocen más acá de la M-30.
Expectativas y sobre todo presente. 11:45 de la mañana del jueves 28 de agosto de 2008. Las calles esperan retomar su pulso normal.
Nuevas hornadas de amantes salvan
sus caricias cuando la metralla
rubrica los cristales; y a mí,
que nada espero de la vida
septiembre iluminó un as de trébol
y esta canción.
Me duelen las heridas del cuerpo, mi vida,
pronto cambiará el tiempo...
Manuel Vicent
1 comentarios:
"y a mí,
que nada espero de la vida"
excepto cobrar de El País por decir idioteces, supongo.
Hala, a trabajar que ya es hora.
Publicar un comentario