Kalashnikov

. miércoles, 18 de junio de 2008

Las luces de la ciudad
me están empañando las gafas.
Los cereales brillan
a lo lejos
y yo
ya no distingo
ni los párpados de las vacas.
Hoy se han suicidado treinta hormigas
y dos cucarachas
a la puerta de mi casa
que no es mi casa
que no es casa
que no
que no distingo.
Y es que
no sé
si la pesadumbre que siento en las pestañas
se debe al sueño
o a las legañas que me han nacido
de repente:
las paseo noche y día por los bulevares
y las antorchas no muestran
más que una gran niebla de olores.
A estas alturas
(tan abajo)
ya tendría que hablar
de los ríos, las flores y los cielos
pero
no hay
nada.
Por mi calle pasa un coche
y sólo queda
humo.

Todo esto está incomplé
porque ya no queda ná
que me quede por hacé
¡Ah! ¡Sí!

Me miro al espejo
y veo tu ombligo.
Al otro lado de la ventana
sólo hay Kalashnikov.

1 comentarios:

odradek dijo...

suerte mañana, galán!

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